Mensaje a García

Esta historia de finales del Siglo XIX ha dado la vuelta al mundo, y su intemporalidad nos permite un replanteamiento nuevo y una reflexión.

 

Hace ya algunos años cuando recién iniciaba mi carrera en la aviación comercial, en el Departamento de Reservaciones, escuchaba a nuestra Gerente con frecuencia referirse al “Mensaje a García” lo cual significaba que debía resolverse.

No sé si pasaron semanas o meses hasta que finalmente conocí la historia de Un Mensaje a García. El conocer esta historia representó un cambio importante en mi carrera que recién empezaba, y que más adelante como en todas las carreras profesionales estaría llena de retos, temores, errores y aciertos que conforman el verdadero aprendizaje y dan forma a la experiencia.

Isidro Huerta

Refuerza : La Lealtad, El Compromiso, El Coraje, La Audacia, El Profesionalismo, El Sentido Común

 

“Un mensaje a García” Elbert Hubbard 1899

Esta joya literaria, “ Un mensaje a García” fue escrita en una tarde después de la comida, en una hora. Era el 22 de febrero de 1899, natalicio de Washington. La edición de marzo de “Philistine” iba a entrar a la prensa.

Fue un brote entusiasta de mi corazón, escrito después de un día pesado, mover a algunos aldeanos indolentes, de su estado comatoso al de una actividad radial. Más la verdadera inspiración broto al calor de la discusión, mientras bebíamos una taza de té, con mi hijito Bart, quien sostenía que el verdadero héroe de la Guerra de Cuba, era Rowan, quien por sí solo, había realizado la obra; había llevado el mensaje a García. Como un relámpago iluminó mi mente: si, mi hijo tenía razón: héroe es quien realiza la obra, quien lleva el mensaje a García. Me levanté y escribí “Un mensaje a García”. Tan poco importante me pareció que lo publiqué en la Revista sin título. Lancé la edición y en breve vino la demanda por más y más ejemplares de la edición de marzo de “Philistine”: Una docena y cincuenta, ciento. Cuando la compañía de noticias americanas pidió mil ejemplares, pregunté a mis ayudantes qué artículos habían así conmovido al público. Era el artículo acerca de García. Al día siguiente George H. Daniels, del Ferrocarril Central de Nueva York, nos mandó el siguiente telegrama: “Coticen precio cien mil ejemplares de artículos Rowen en forma de Panfleto, con un aviso del Empire State Express al final y digan cuán pronto pueden entregarlos”. Contesté dando precio y añadí que entregaríamos los folletos en dos años. Nuestros talleres eran entonces muy pequeños y cien mil folletos nos parecían una enormidad. El resultado fue que autoricé al Sr. Daniels para que reimprimiera el artículo como el quisiera. Salió en forma de folleto y en la cantidad de medio millón. El señor Daniels imprimió dos o tres medio millón y el artículo lo reprodujeron además doscientos periódicos y revistas. Después se tradujo a todas las lenguas. Cuando el señor Daniels distribuiyó el “Mensaje a García”, estaba aquí el Príncipe Hilakoff Director de los Ferrocarriles de Rusia. Era huésped del Ferrocarril Central de Nueva York y el señor Daniels lo acompañó en su viaje a través del país, el príncipe vio el artículo y se interesó en él, probablemente no por otra causa que por la de que el señor Daniels lo estaba distribuyendo tan en grande. De todos modos, cuando regresó a su país lo hizo traducir al ruso y dio un ejemplar a cada empleado de los ferrocarriles de Rusia. Otros países siguieron el ejemplar de Rusia y pasó a Alemania y a Francia, a España, Turquía al Indostaní y a China. Durante la guerra entre Rusia y el Japón, cada soldado ruso llevaba consigo un ejemplar del “ Mensaje a García”. Los japoneses encontraron estos folletos en manos de los prisioneros y dedujeron que deberían tener algún mérito, los tradujeron al japonés. Y de orden del Mikado se dio un ejemplar a cada empleado del Gobierno Japonés, civil o militar. “Un mensaje a García”, se ha impreso en más de cuarenta millones de ejemplares, suma que jamás ha alcanzado publicación alguna (1913), quizá gracias a una serie de accidentes felices.